Jesús, el Buen Pastor

Jesús, el Buen Pastor: Un llamado a la vocación juvenil

Jesús, el modelo de Pastor

Este cuarto Domingo de Pascua (2024) hacemos memoria de Jesús, el Buen Pastor, y celebramos el domingo mundial de oración por las vocaciones. En este día, recordamos a Jesús como el modelo de Pastor, que cuida, guía, protege y defiende a sus ovejas (Jn 10, 11-18). Jesús conoce a cada una de sus ovejas por su nombre, y cada oveja es, como dice el Papa Francisco, ¡una misión en este mundo!


Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz

El Papa Francisco, en su mensaje para la jornada mundial de oración por las vocaciones, 2024, nos llama a sembrar la esperanza y a construir la paz. Este llamado coincide con el domingo del Buen Pastor, y nos recuerda que, a imagen de Jesús, estamos convocados a cuidar y proteger a los más pequeños e indefensos, a los vulnerables, a los descartados de las periferias de este mundo.


Jesús, la fuente de Vida

La figura del Buen Pastor, tan central en la tradición cristiana, parece distante en nuestras sociedades modernas y tecnológicas. ¡Cuánto nos cuesta apreciar a los lirios de los campos que se visten con una belleza mucho más grande que la de Salomón!

Además, la imagen de ser ovejas o borregos conducidos a un corral, se ha hecho muy negativa. Jesús no construyó corrales. Al contrario, al identificarse a sí mismo como la puerta, nos invita a derribar toda puerta, verja, muro, división. Nos invita a salir y vivir en la libertad de los hijos de Dios.

Jesús, es el camino que conduce a la Vida, es la puerta siempre abierta al banquete del Reino, donde se concentra la comunidad. El que escucha la voz del Buen Pastor, se identifica con él; el que bebe su sangre y come su carne, se identifica con él: hace suya la menar de pensar, actuar y vivir de Jesús. Si Jesús es pan de Vida, no es porque lo comemos sino porque nos dejamos comer.


¿Cómo recuperar la figura del pastor bueno?

La figura del Buen Pastor es una poderosa metáfora que puede ser relevante en nuestra sociedad moderna, cada vez más tecnológica. Aunque vivimos en un mundo cada vez más avanzado tecnológicamente, los principios fundamentales de cuidado, protección y guía que representa el Buen Pastor siguen siendo vitales.

Las sociedades pastoriles, definidas por su actividad económica principal de pastoreo, son un ejemplo de vida comunitaria y cuidado mutuo.
Estos grupos, a menudo nómadas, se centran en el cuidado de sus rebaños, mostrando una organización social flexible que se adapta a los recursos disponibles.

Un ejemplo contemporáneo de esta práctica es la tribu Masái en Kenia, donde los pastores arriesgan sus vidas para proteger a las ovejas, que son consideradas parte de la familia. Jamás las abandonan, aunque tengan que enfrentarse a leones y otras bestias salvajes. Este nivel de compromiso y cuidado es un poderoso ejemplo de lo que significa ser un buen pastor.
 
Para recuperar la figura del Buen Pastor debemos centrarnos en la orientación, no mediante la autoridad o el rigor, sino mediante el amor y la misericordia. Al igual que los pastores del relato de Lucas, debemos estar dispuestos a cuidar y proteger a quienes están bajo nuestro cargo, sin importar los desafíos que enfrentemos.
 
 Conocimiento y amor
 
En la tradición bíblica, el conocimiento y el amor van siempre juntos. “Conozco a mis ovejas, dice Jesús, y ellas me conocen a mí”. Ese conocimiento mutuo es una relación profunda e íntima. Quien conoce, ama. Y el amor neutraliza todo lo que nos paraliza, desintegra la culpa, echa afuera los miedos.  Esta relación íntima y profunda entre el pastor y las ovejas, relación de comunión y ternura, dista mucho de ciertas devociones centradas en la autoridad-pastor y sumisión-ovejas. 
 



Un mensaje para los jóvenes
 

El Papa Francisco tiene un mensaje especial para los jóvenes, especialmente aquellos que se sienten alejados o que desconfían de la Iglesia: déjense fascinar por Jesús, plantéenle sus inquietudes fundamentales. En nuestro tiempo es, pues, decisivo que nosotros los cristianos cultivemos una mirada llena de esperanza, para poder trabajar de manera fructífera, respondiendo a la vocación que nos ha sido confiada, al servicio del Reino de Dios, Reino de amor, de justicia y de paz.

 
 Levántense y descubran su vocación
 

El Papa Francisco culmina su carta por el día mundial de oración por las vocaciones 2024 con un llamado a despertar: “Rise up! – ¡Levántense!”. Nos anima a despertarnos del sueño, salir de la indiferencia, abrir las rejas de la prisión en la que tantas veces nos encerramos, para que cada uno de nosotros pueda descubrir la propia vocación en la Iglesia y en el mundo y se convierta en peregrino de esperanza y artífice de paz.

 

 

En resumen, este domingo mundial de oración por las vocaciones es una oportunidad para reflexionar sobre nuestro llamado a seguir a Jesús, el Buen Pastor, y a descubrir nuestra propia vocación en la Iglesia y en el mundo. Es un llamado a sembrar la esperanza, a construir la paz, y a cuidar y proteger a los más vulnerables. Es un llamado a despertar, a salir de la indiferencia, y a convertirnos en peregrinos de esperanza y artífices de paz.