CELEBRACIÓN JUBILADOS
FIESTA DE LOS JUBILARES 2023.
Enhorabuena a los jubilados de la ordenación de 2023
65 años de sacerdocio: Maurice Labbé y Patrice Picard
25 años de episcopado: Monseñor François Lapierre
HOMILÍA - FIESTA DE LOS JUBILEOS 2023.
Laval, vendredi le 16 juin 2023
Solennité du Cœur Sacré de Jésus
JUBILADOS 2023
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JUBILADOS 2023
JUBILADOS 2023
JUBILADOS 2022
FELICITACIONES
A NUESTROS JUBILADOS 2022
70 años de sacerdocio: Robert Bernier y François Brunelle.
65 años de sacerdocio: Louis-Charles Breton, Mons. Jean-Louis Martin.
60 años de sacerdocio: Claude Lacaille, Bernard Boucher, Éloy Roy, Jean-Louis Nadeau
y Robert Nolin.
50 años de sacerdocio: Réal Lévesque.
50 años de diaconado: Jean LeBeau.
25 años de matrimonio : Marie-Laure Joly y René Ayala
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Homilía de Raymond Desrochers, p.m.é.
Laval, viernes, 21 de junio de 2019
Mateo 6:19-23
Qué rica experiencia tenemos, nosotros, los homenajeados y ustedes, aunque no estén en la lista de los homenajeados de este año.
Para ilustrar, pinto un cuadro a trazos de paleta, aquí y allá, con los diferentes colores recogidos entre los homenajeados a quienes pedí sugerencias para esta homilía; los testimonios recibidos se agrupan en torno al reconocimiento, lo que nos ha sostenido, las dificultades y la continuidad.
Reconocimiento. Acción de Gracias. Gratitud a Dios. Por la llamada que recibimos.
Por nuestras familias y amigos que nos han apoyado en muchos sentidos.
Por nuestra experiencia compuesta del hacer, nuestra experiencia del ser, con nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestro espíritu, con todo lo que somos.
“Acción de Gracias por las maravillas hechas en mí y por mí.”
“Soy afortunado, he tenido hermosos encuentros, y sigo teniendo el privilegio de haber vivido con los pobres y desfavorecidos, los enfermos, los ancianos y los discapacitados.”
“Soy previlegiado al poder ser testigo de personas, de comunidades que se levantan, de personas con las que, y para las que he trabajado, muy dispuestas y generosas a caminar aún más, incluso en medio de desafíos y dificultades”, “testigo de personas que se liberan de su prisión interior, que luchan por un mundo en el que todos y todas tienen su lugar, de personas que ya no ven ningún problema en sus vidas y cuyos corazones se abren a nuevos caminos”.
Tenemos el privilegio de haber podido vivir en otras culturas, tradiciones, religiones, de haber sido testigos de la belleza, de la grandeza y de haber aprendido mucho de ellos.
“Sostenidos por la unión y la solidaridad que nos juntó, pastores y laicos, los líderes vislumbraron y formaron”. “Estoy feliz de haber podido trabajar con los jóvenes sacerdotes del país.”
“La presencia de los cristianos, su fe y dedicación al trabajo pastoral fue un estímulo y una buena motivación para hacer lo mismo”.
“Privilegio de haber sido acogidos por los países, por las personas a la que fuimos y encontramos, y que nos permitieron estar en su tierra, su tierra sagrada.”
Privilegiados de haber podido lanzarnos a espacios y ambientes poco o nada tocados por el anuncio del Evangelio, como las artes, la radio, el trabajo manual, los jardines de infancia y las escuelas, el escultismo, etc. Las periferias, los ambientes alejados de la Iglesia o los ambientes de los que la Iglesia está alejada.
“Lo que me ha sostenido, evidentemente, es la fe en Cristo y la belleza del mensaje a vivir y enseñar. Y también la alegría de descubrir que Dios ya estaba presente en la vida de las personas, mucho antes de nuestra llegada”, “es la fe en el Padre que me dice que soy su Hijo amado, la fe en Cristo ‘el Señor es mi pastor’, la fe en Cristo que me acompaña en mi camino tal como a los discípulos de Emaús”.
“Lo que me ha sostenido es la presencia de las SMÉ, presente en la caridad de los hermanos, la SMÉ presente en la responsabilidad de responder a las necesidades materiales que precisa la vida cotidiana”, “son los hermanos y hermanas de los servicios generales, todos y todas los que colaboran y participan de la vida de la sociedad”, “es vivir la comunión con mis compañeros sacerdotes y laicos asociados”, “es haber podido trabajar junto a otros cohermanos”, “el testimonio fiel y la dedicación perseverante de muchos hermanos”. (1)
“La vida espiritual fue un elemento importante a lo largo de estos años. La palabra de Dios y la oración, la liturgia de las horas, eran los guías en el camino de la vida. Estos medios alimentan la confianza en Dios y la fe en la vida de todos los días”. “Una oración gozosa y fiel que nos ayuda a encontrar lo que el Señor espera de nosotros”.
Hemos intentado a través de nuestro cuerpo, nuestro corazón, nuestro espíritu y toda nuestra actitud, de estar presentes en la vida de las personas, de ser solidarios, de ser testigos vivos del Evangelio, de ser seres de luz interior, como se menciona en el Evangelio de hoy, de ser reflejo de respeto, la compasión, la empatía, el amor, la entrega de si mismo, actitudes que pueden convertirse en buenas noticias para aquellos que encontramos.
“Estábamos con los pobres, acompañándolos en los desafíos de organizar sus pequeñas comunidades.... ¡Los vimos crecer frente a nuestros ojos!”
Hemos tratado de sembrar, incluso sin saber muy a menudo qué es lo que va a crecer. Sin embargo, hemos recogido algunos frutos y nos hemos beneficiado del trabajo de nuestros predecesores.
“Soy consciente de que el trabajo realizado es una gota en el océano, pero vale la pena si otros pueden vivir mejor”. “Intenté florecer donde me plantaron”.
“Trato de ser una presencia de esperanza en medio del sufrimiento de nuestro mundo”.
Hemos vivido nuestra misión, repitiendo las palabras de Pablo, como quien lleva un tesoro en vasijas de barro, seres con una espina que nos hace sufrir y que nos impide enorgullecernos.
Pablo nos dice en la primera lectura de hoy que él ha experimentado todo tipo de dificultades, nosotros también las hemos experimentado y las seguimos experimentando, dificultades que vienen de nosotros mismos, dificultades que vienen de otros lugares. Por ejemplo:
“Un período de crisis donde la operación de los militares amenazó nuestra libertad de acción y nos obligó a revisar constantemente nuestras motivaciones, sobre la base de nuestra acción”.
“Un período en el movimiento social cristiano, donde sus líderes laicos querían instrumentalizar las fuerzas comprometidas en la actividad estrictamente política”.
Conflictos internos muy dolorosos, en la SMÉ, en las diócesis, los conflictos con los gobiernos.
Incomprensiones por ser un poco profético, adelantado a su tiempo.
Continuamos con la certeza de que Dios nos ama tal como somos, nuestro ser, con nuestro pasado, nuestra riqueza, nuestras enfermedades, nuestras debilidades, nuestras sombras, nuestras heridas, nuestros límites, nuestras debilidades.
Continuamos buscando lo que el Señor espera de nosotros, abiertos a nuevas posibilidades, a nuevos caminos que el Espíritu nos indique y nos manifestará de nuevo.
Un rico comerciante poseía un diamante de gran valor pero sobre el que había un graffiti. Después de consultar sin éxito a muchos artesanos, alguien le recomendó un simple artesano quien dijo estar dispuesto a hacer todo lo mejor posible. Este volvió con una hermosa rosa grabada en el diamante. Había usado el graffiti como tallo para la rosa.
“Tratamos de vivir la Misión en Comunión con nuestros compañeros sacerdotes y laicos asociados, con las Iglesias locales, con los hermanos y hermanas de la humanidad, pueblo de Dios en marcha”.
Seguimos con esperanza, confiados en que el Señor puede todos los días servirse de nosotros para su Reino, confiados en que el Espíritu está obrando aunque no sepamos demasiado de dónde o hacia dónde sopla.
“Nuestra misión es como tener una hermosa canción que amamos, que cantamos a todo pulmón, quizás algunas personas les guste también, y una vez mas tal vez, preguntarán quién es el autor”.
Gracias.
FÊTE DES JUBILAIRES
Homélie de Mgr Guy Charbonneau, p.m.é.
Laval, vendredi le 2 octobre 2020
Actes 2, 42-47
Luc 10, 1-12
L'évangile que nous venons de lire est un résumé du modèle missionnaire que nous offre Jésus selon saint Luc. À la suite des 72 disciples, nous avons été choisis par Jésus et envoyés aux nations par notre Église d'origine, grâce à notre famille missionnaire, la Société des Missions-Étrangères du Québec. C'est une grâce de Dieu que nous n'avons pas méritée. Jésus a envoyé ses disciples deux par deux: nous avons rejoint nos prédécesseurs déjà sur place, qui nous ont accueillis chaleureusement. Et tout au long de notre activité missionnaire, nous avons été appuyés par la SMÉ. Les disciples ont été envoyés en avant de Jésus, pour lui préparer le terrain; quant à nous, nous avons aussi découvert que Jésus était déjà présent chez ces peuples, à travers leurs attentes et leurs valeurs, à travers leur culture et leur religiosité populaire.
Nous les missionnaires, nous sommes des hommes et des femmes d'action. Mais curieusement, en envoyant ses disciples, Jésus leur demande d'être des hommes et des femmes de prière. "Priez donc le maître de la moisson d'envoyer des ouvriers pour sa moisson". Je crois que l'Esprit Saint nous a joué un bon tour. Nous l'avons prié longtemps pour qu'il continue à y avoir des vocations sacerdotales missionnaires au Canada. Mais l'Esprit a décidé de susciter des vocations missionnaires de laïques au Canada, et de prêtres et de laïques dans les pays où nous travaillons et également dans d'autres pays. Au milieu de cette pandémie que je passe à la Maison centrale, je découvre davantage l'importance de la prière et de l'Eucharistie pour tous les confrères d'ici et pour moi, et je ne doute pas que ça se passe ainsi pour ceux et celles qui sont ailleurs dans le monde.
Jésus nous envoie comme des agneaux au milieu des loups. Dans notre vie missionnaire nous faisons face à de nombreux défis. Certains viennent des bouleversements de la nature: tsunamis, ouragans, tremblements de terre, inondations, sécheresses prolongées, etc. D'autres viennent de l'être humain, créé pour aimer, mais séduit par l'égoïsme et l'orgueil: gouvernements corrompus, coups d'État, régimes militaires, avec comme conséquence des souffrances inimaginables pour les populations les plus vulnérables. Nous sommes appelés à vivre les implications sociales de l'évangélisation. Je cite ici notre Projet de Vie: "Ce service de l'Évangile aux pauvres et aux faibles nous amène à travailler avec eux dans la ligne d'une promotion humaine intégrale" (PV 20).
Jésus nous a demandé de ne pas porter bourse, ni sac, ni sandales. Bien sûr, nos gens et nos communautés ont bénéficié de la générosité de nos bienfaiteurs. Cela a occupé une place dans notre ministère, dans les projets que nous avons mis en place et dans notre accompagnement des gens. Mais ce qui est le plus important, c'est d'avoir témoigné de notre expérience personnelle du Christ. Et certainement nous avons reçu plus des gens que ce que nous leur avons donné, car c'est en se donnant que l'on reçoit.
Jésus nous invite à apporter la paix aux gens que nous rencontrons. Nous avons été accueillis par les gens chez eux et nous avons tissé des liens fraternels avec eux. Ils ne se souviendront pas de tout ce que nous leur avons enseigné. Mais ils se rappelleront que, quand nous visitions les communautés, nous mangions la nourriture qu'ils nous offraient de bon coeur et nous faisions la sieste dans le hamac qui était au beau milieu de la pièce.
Jésus ajoute: "Guérissez les malades". Comme Jésus, notre participation à la mission nous invite à guérir les plaies d'une humanité blessée, à prendre soin de nos frères et soeurs souffrants dans leur corps ou leur esprit, de ceux qui sont appauvris, exploités et dépouillés de leurs droits essentiels. Aussi comme prêtres, nous avons travaillé à la réconciliation des gens avec Dieu et avec le prochain, grâce au sacrement du pardon et au sacrement des malades.
"Le règne de Dieu s'est approché de vous". À l'exemple de Jésus, nous voulons contribuer à l'édification d'un monde plus humain et plus fraternel qui annonce la plénitude à venir du Règne de Dieu (cf. Projet de Vie 5). Jésus le faisait en parlant le langage de son peuple. Notre première action missionnaire a été d'apprendre une nouvelle langue; certains d'entre nous ont dû le faire pendant au moins deux ans. De plus, nous avons appris les expressions typiques des gens, pour que l'Évangile leur soit davantage accessible et qu'ils expérimentent le Christ comme le Seigneur de leur vie.
En ce qui concerne les douze jubilaires, notre vocation missionnaire s'exerce dans le cadre du sacerdoce ministériel. Nous tâchons de bâtir des communautés chrétiennes sur les quatre piliers que nous présente le livre des Actes des Apôtres dans la première lecture que nous avons entendue. L'enseignement des apôtres: ça me rappelle les nombreuses sessions de formation que nous donnons à nos agents de pastorale. La communion fraternelle, ça me fait penser aux efforts que nous faisons pour rassembler les gens, pour construire l'unité et la réconciliation dans l'Église et dans la société civile. La fraction du pain me rappelle l'importance de l'Eucharistie comme source et sommet de notre vie chrétienne et comme aliment spirituel quotidien. La prière me fait penser aux fois où nous avons initié des gens à la prière, ou lorsque nous avons animé des retraites spirituelles.
"Tout est grâce": nous pouvons certainement faire nôtre cette phrase de notre patronne, sainte Thérèse de l'Enfant Jésus. Dans les beaux moments de notre vie sacerdotale et missionnaire, la grâce de Dieu s'est manifestée en nous et par nous. Dans les moments les plus difficiles, nous n'avons jamais été abandonnés par Dieu: nos crises ont été des occasions de croissance spirituelle.
Dans cette Eucharistie rendons grâce au Seigneur pour le don de notre vocation sacerdotale et de notre vocation missionnaire, avec l'esprit de la Vierge Marie, qui a réalisé totalement le projet de Dieu sur elle (cf. Projet de Vie, 86).