La novedad del Evangelio
La novedad del Evangelio y de los jóvenes en el
cuidado de la casa común.
Escrito por Ariel Solano, Puntarenas, Costa Rica
Articulo publicado el 05 de junio del 2021, Blog www.smehondurasycentroamerica.com
El día después de firmar la encíclica Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social, el Papa Francisco pronunció durante la oración del ángelus unas palabras que quedaron resonando en mí: “Los signos de los tiempos muestran claramente que la fraternidad humana y el cuidado de la creación son el único camino hacia el desarrollo integral y la paz”[1].
Los signos de los tiempos son los indicios o manifestaciones de la presencia y de la acción de Dios en la historia y, como enseña el Concilio Vaticano II, nos corresponde a la Iglesia examinar o “escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas” (Gaudium et spes, numeral 4).
[1] Angelus 03 Octubre, 2020
¿Pero cuáles son los signos de los tiempos en la actualidad a los que se refiere el Papa? ¿Cuáles son estos indicios que nos reclaman novedad para poder responder a los desafíos de esta época? Leer el primer capítulo de las encíclicas Laudato si’ y de Fratelli Tutti nos puede ayudar a responder. Cambio climático, deterioro de la calidad de la vida humana, inequidad planetaria, falta de un proyecto común como humanidad, una cultura del descarte, derechos humanos no suficientemente universales, conflictos, globalización y progreso sin rumbo, son algunos de ellos.
Esta situación de crisis nos tiene a los jóvenes entre sus principales víctimas, quienes nos vemos ante la incertidumbre de las dificultades para desarrollar un proyecto de vida y alcanzar nuestros sueños. Sin embargo, así como somos víctimas, jóvenes de realidades diversas han demostrado un protagonismo que me inspira a actuar por una sociedad mejor, por la protección de la creación y por estrechar los vínculos de fraternidad entre todos.
¿Qué es lo que hace que tantos jóvenes rompan la comodidad para buscar cambios? ¿Será que en este momento de la historia los signos de los tiempos nos interpelan porque la crisis que atravesamos amenaza nuestros sueños?
Decía el escritor británico G. K. Chesterton que “nosotros hemos pecado y envejecemos, pero nuestro Padre es más joven que nosotros”. El Dios siempre joven que se manifiesta en medio del pecado de la destrucción de su creación, es capaz de tornar la degradación y la violencia en esperanza firme y novedad liberadora, que dan sentido a la vida.
Esto está sucediendo con jóvenes de distintos lugares y religiones, quienes estamos logrando cambios sorprendentes. Dice el Papa Francisco en Laudato si’, numeral 13: “Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos”. Y no se trata de enfrentar vejez contra juventud, puesto que es necesaria una solidaridad intergeneracional, como señala también el Papa; se trata de la novedad del Evangelio, la Buena Noticia que es capaz de iluminar los signos de los tiempos y dar plenitud a la vida y a las acciones que llevemos a cabo para revertir el panorama sombrío.
Los jóvenes, desafiados por estos signos, descubrimos la presencia de Dios que hace nuevas las cosas y posibles los deseos de nuestro corazón. Hoy, gracias a los jóvenes, es más fácil pensar que las antiguas relaciones entre las personas y la creación que nos han llevado a la crisis, pueden quedar atrás para dar lugar a lo nuevo, la belleza de un mundo hermanado entre todas las criaturas.