EL AMOR ES NUESTRA VOCACIÓN. ...AMEMOS.

Reflexión con ocasión de la fiesta de Santa Teresita de Lissieux

 Par Evans Masakhalia p.m.e.


 Teresa fue la última de los nueve hijos de Luis y Zelie Martin. Nació el 2 de enero de 1873 en Alencon, Francia, y vivió sólo 24 años. Perdió a su madre cuando tenía unos dos años. El recuerdo constante del amor que recibió de su madre creó en ella una agitación interior y un anhelo de amor.
En el catecismo, Teresa aprendió que un cristiano no debe cometer errores. Le enseñaron que las faltas ofendían a Dios y que si cometía errores Dios la castigaría.


Según la enseñanza de su época, Dios siempre estaba observando a la gente para darse cuenta de quién pecaba y arrojarlo al fuego del infierno. Para ser un cristiano bueno y exitoso durante esos días necesitabas ser santo (perfecto) sin fallas. Ella se volvió cada vez más temerosa porque deseaba ser una cristiana buena y exitosa y responder al llamado a la santidad que es para todos los cristianos.
Mirando su vida, Teresa se dio cuenta de que luchaba por ser santa pero no parecía santa, tenía miedo de ser un fracaso y de no gustar a la gente; quería cumplir con los estándares de éxito de su tiempo.
 
El Dios que se le presentaba a Teresa era una realidad a la que temer y con la que no trabar amistad. Mirando su vida, se dio cuenta de que a menudo cometía errores, algunos incluso vergonzosos para ella. Esto la hizo temer aún más y perder la esperanza en Dios.
Al leer la biblia, (especialmente las cartas de San Pablo y los Evangelios). Obtuvo una comprensión que contradecía lo que le habían hecho creer. Se dio cuenta de que el Dios de la Biblia es amor, misericordia y perdón. Descubrió que Jesús en el Evangelio ama a la gente y no la condena. Descubrió que Jesús nos ama incondicionalmente; no le interesa el número de veces que caemos, sino más bien el nivel de nuestra conciencia de que le ofendemos y nuestra voluntad de volver a Él. Esto fue un gran consuelo para ella y el comienzo de una relación íntima con Dios.


 Hacerlo todo por Amor
Ahora, consciente de que Dios es Amor, aprendió que para ser perfecta necesitaba parecerse a Dios. Esto significaba que tenía que amar como Dios ama. En su autobiografía, escribe: "El amor perfecto significa soportar los defectos de los demás, no sorprenderse de su debilidad, encontrar aliento incluso en la más mínima evidencia de buenas cualidades en ellos". Amar a los demás era tan importante para ella que decidió "no perder ni una sola oportunidad de hacer algún pequeño sacrificio, haciendo siempre el más mínimo bien y haciéndolo todo por amor".  Se convirtió en una persona cariñosa, compasiva e indulgente, que hacía cosas sencillas e insignificantes con un amor extraordinario. Esto se convirtió en su espiritualidad, conocida como "el pequeño camino de Santa Teresita". 


Santa Teresa nos propone su pequeño camino. Se nos invita a hacer pequeñas cosas ordinarias en nuestros lugares de trabajo, nuestros barrios y nuestros hogares/comunidades con amor extraordinario. A reconocer que Dios nos ha amado para amar, nos ha perdonado para perdonar, nos ha tolerado para tolerar... Nos ha dado y nos sigue dando una segunda oportunidad para que podamos hacer lo mismo con los demás.  Su poder perdonador nos ha dado una experiencia de amor para amar como hemos sido amados. 


El amor es nuestra vocación

El amor es una decisión, a menudo, una elección difícil de tomar. Del mismo modo que no se puede dar lo que no se tiene, tampoco se puede amar si nunca se ha experimentado el amor. No puedes perdonar si nunca has necesitado perdón, o ser paciente con los demás si eres el señor o la señora perfecto. Si amamos como hemos sido amados, ningún sacrificio será demasiado grande para hacerlo por los demás, ningún error será intolerable, nadie será un caso desesperado para corregir, nadie será tan estúpido para apelar a nuestros sentidos, ninguna distancia será demasiado larga para recorrerla con el fin de llegar a los demás, ningún lugar será demasiado sucio o peligroso para que entremos y lleguemos a los demás. Si nos llamamos cristianos, el amor es nuestra vocación. ...amemos.