Responder con confianza, contemplar la misión y servir con amor: La Anunciación


Estar consciente, atento y en paz en un mundo que cambia tan rápidamente es todo un desafío. ¿Recuerdas cómo eran las cosas sin teléfonos inteligentes ni redes sociales? ¿Y sin internet? ¿Sin un ciclo de noticias de 24 horas en la televisión? Imagínate que, en muy poco tiempo, cambiaron muchas cosas. Si no conoces el mundo sin esas cosas, tómate un tiempo y pregúntale a la gente de tu alrededor cómo era la vida entonces. Mirar hacia adelante puede ser inquietante si no tenemos una buena idea de la dirección a dónde mirar.
En esta misma línea de pensamiento, intenta imaginar a una joven, en un pequeño pueblo recóndito, que de repente recibe un contundente saludo de una misteriosa figura anunciándole algo que iba a cambiar su vida de una forma completamente desconocida. Tras una simple pregunta, «¿Cómo será esto?», le viene una respuesta muy compleja con una misión, y ella se pone apresuradamente en camino por valles y colinas para ayudar a una persona necesitada. Su actitud asertiva cambió el curso de la historia humana. Esta joven, María, como todo su pueblo, esperaba a aquel que cumpliría lo que todas las profecías prometían, por lo que todos rezaban y esperaban. Ella tenía sus ojos fijos en eso. Su actitud, yendo en misión para servir en un momento sorprendente de la vida, puede ser una lámpara para iluminarnos en nuestra vida de hoy.
A pesar del impacto que le produce la noticia, ella muestra interés y se mueve con rapidez para ayudar a su prima. Una forma de ver su decisión es que esas dos realidades (la encarnación y la visitación) no son distintas, sino que están íntimamente entrelazadas: recibir a Cristo y servir a los necesitados son partes conectadas de una única misión. La reacción rápida de María demuestra que ella estaba despierta para esta realidad. Ella estaba dispuesta a responder con confianza a este llamado, disponible para contemplar y vivir la misión con amor.
Descubrir nuestro llamado y nuestra misión es una búsqueda profunda. Estar preparado y caminar en armonía con este llamado requiere fe y coraje. Este es el poderoso mensaje que esta joven inspira a todas las generaciones, que la llaman bienaventurada. En este 25 de marzo, celebremos sus palabras que siguen resonando a través del tiempo: «Hágase, conforme a Tu voluntad».
¡Feliz Anunciación!