Novena del Centenario - Día 5
“Tenemos tanto por lo que estar agradecidos”
(1ra de Tesalonicenses 5, 18)
Desde 1921 la Sociedad de Misiones Extranjeras de Quebec está al servicio del Evangelio.
Estamos cumpliendo 100 años, queremos celebrar juntos el recorrido de nuestro compromiso misionero. Celebramos el dinamismo de nuestra Sociedad Misionera, y con gratitud, recordamos el pasado, renovamos la pasión por vivir la misión en comunión en el hoy de la historia, y reavivamos la esperanza en el futuro.
Dirigida a: miembros y asociados, antiguos miembros y asociados, candidatos y seminaristas en formación, afiliados, amigos, miembros de nuestras iglesias locales y/o comunidades, jóvenes que forman parte de nuestras redes, y personas de buena voluntad que quieran unirse en esta acción de gracias a Dios por el dinamismo y renovación de nuestra Sociedad Misionera.
Día 5
Oh, Dios, te damos gracias, por permitirnos compartir la alegría del Evangelio con gente de generosas culturas y diferentes tradiciones religiosas.
Lectura Bíblica: Jn. 3,16
“Porque tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo único al mundo, no para condenarlo sino para salvarlo por medio de él”.
Oración de acción de gracias
Damos gracias por haber sido testigos de la presencia y el amor de Dios en otras culturas y en pueblos de diferentes tradiciones religiosas.
Estamos agradecidos porque has abierto nuestros corazones para abrazar nuevas costumbres, hablar diversos idiomas, dejarnos empapar de nuevas realidades, maneras de pensar y hacer, sin dejar de ser fieles al mensaje del Evangelio.
Gracias, querido Padre por la riqueza de las culturas y los encuentros, por hacernos sentir hermanos sin importar la raza o religión, por habernos hecho descubrir que tu Hijo está en cada uno y en todos.
Compromiso: Te invitamos a orar por alguna persona extranjera que conozcas, por su país o por alguien que sea muy diferente a ti en su manera de ser, hacer o pensar. Si quieres puedes colocar tus intenciones en los comentarios.
Oración del Centenario.
Dios siempre fiel,
“¿A quién enviaré?” – nos preguntas.
En este camino, en esta misma barca,
donde estamos todos,
te respondemos:
“Aquí estamos, Señor, envíanos”. (Is. 6,8)
Tu Espíritu nos empuja y atrae,
nos anima y envía en misión
al mundo y a todos los pueblos.
Es tu amor perenne
el que nos mueve a
“correr el riesgo del encuentro
al servicio del Evangelio”.
En el hoy de la Iglesia y de la historia,
aquí estamos, Señor, envíanos.
Somos una pequeña Sociedad Misionera que,
humilde y llena de desafíos,
quiere ser participe en la transformación
de los corazones,
mentes, cuerpos, sociedades y culturas,
en todo tiempo y lugar.
Aquí estamos, Señor,
al servicio de tu Evangelio,
para testimoniar tu amor
y tu salvación,
atentos a las necesidades de pan y justicia,
libertad y trabajo, dignidad y paz
de nuestros hermanos y hermanas,
así como al cuidado de toda tu creación.
Aquí estamos, Señor, envíanos,
a sembrar esperanza,
a construir un mundo nuevo,
a llevar tu palabra y descubrir tu presencia
en todos los pueblos y culturas.
Saliendo al encuentro,
proclamamos que eres
el Dios eternamente misericordioso,
cuyo amor dura por siempre.
Que la Virgen María, primera discípula y misionera,
ruegue por nosotros, ahora y por siempre. Amén.