LA DIGNIDAD EN LA LUCHA: EL CAMINO DE ANA Y LA LLAMADA A LA SOLIDARIDAD FRATERNA.

Ana rompe a llorar cuando habla de sus dificultades porque perdió su trabajo de limpieza, que pensaba que sería el comienzo de una nueva etapa para ella. Había estado luchando mucho con cinco hijos, la falta de techo y otros problemas importantes. Pensó que este puesto sería un nuevo comienzo, pero su empleador ya no necesitaba sus servicios. Se preguntaba qué había hecho mal y se sentía culpable. Era necesario dialogar porque había perdido los nervios a principios de ese mes con los voluntarios del banco de alimentos local cuando pensó que otros se habían adelantado a ella en la cola. Liberar todas esas emociones fuertes era válido, porque la estaban acercando peligrosamente a la desesperación, aunque podría haber sido de mejor forma. Tras la conversación de aquel día, se disculpó con los voluntarios del banco de alimentos por haber sido hostil, y los que la atendieron expresaron su alegría por la reconciliación y su comprensión de su situación. Aunque no todo está totalmente resuelto, fue posible cierta reconciliación en un sentido muy real y esto refleja nuestra contribución al crecimiento continuo del reino de Dios.  Desde la última noticia, Ana sigue buscando trabajo y los voluntarios del banco de alimentos se alegran de poder ayudarla con comida, respeto y alegría para que tenga un problema menos del que preocuparse.
 
La respuesta de Ana a la pérdida de su trabajo -sentirse culpable y dudar de su valor- refleja el problema más amplio de la dignidad humana y cómo la injusticia económica afecta a la percepción que las personas tienen de si mismos. Cuando la sociedad reconoce la dignidad de cada persona, independientemente de su situación social o económica, se anima a valorar a cada persona más allá de su rendimiento o su aporte monetario. El incidente del banco de alimentos, en el que ella se disculpa por su arrebato y hace las paces con los voluntarios, pone de relieve la necesidad del encuentro y el diálogo como componentes cruciales del proceso de promoción de la paz y fortalecimiento del bien común. También muestra lo importantes que son la comprensión y el contacto humano para construir una comunidad más fraternal. El hecho de que siga teniendo dificultades para encontrar trabajo y de que necesite la ayuda del banco de alimentos sirve para recordar los problemas estructurales de desigualdades e injusticias que siguen existiendo en la sociedad.
 
"Fratelli Tutti" nos anima a abordar estas desigualdades sistémicas y a tratar de construir una comunidad que apoye el desarrollo completo de cada persona. En general, "Fratelli Tutti" presenta una visión de un mundo más compasivo y justo que gira en torno a los principios de solidaridad, reconciliación y dignidad de cada individuo. La historia de Ana encarna estas ideas. Nos hace reflexionar sobre cómo tratamos a los marginados en la sociedad y trabajar para establecer una sociedad en la que todos reciban respeto y dignidad. Podemos empezar por mostrarnos mutuamente amor y apoyo, día a día, obra a obra, como hijas e hijos de Dios que estamos llamados a ser.