Camino de Emaús, marcha de una Iglesia-comunidad en Salida Misionera
Corazones fervientes, pies en camino (cf. Lc 24,13-35)
“Corazones fervientes, pies en camino” (cf. Lc, 24,13-35) es el título que el Papa Francisco eligió para el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) 2023. Frase inspirada en el relato de los discípulos de Emaús. Conocemos de corazón este pasaje. Hoy trataremos de profundizar en algunos detalles, en perspectiva misionera.
Jesús trasmite un mensaje de esperanza a los discípulos-comunidad, que se encuentran derrotados y heridos. Son dos discípulos, nos relata Lucas. El número es significativo, hace referencia a una iglesia doméstica: “donde hay dos o tres reunidos en mi nombre” … (Mt 18,20). Cleofás es quien toma la palabra (Lc, 24,18) cuando son interrogados por el “extraño” que se les une en el camino. Esto lleva a los estudiosos a pensar que trata de una familia-comunidad o iglesia local sumida en la tristeza y la decepción, representada en Cleofás y, muy probablemente, su esposa, quien permanece en silencio.
En palabras del Papa Francisco “el Señor, a quien los discípulos no reconocieron, empezó a explicarles las escrituras e inició con ellos una “terapia de esperanza”.
El camino de Emaús es, entonces, la senda de una iglesia-comunidad en marcha y salida misionera. Emaús nos narra que la comunidad cristiana no está encerrada en una ciudad fortificada, sino camina en su ambiente más vital, es decir la calle. El encuentro con el Crucificado-Resucitado nos pone los pies en camino. Es interesante que estos discípulos (y todos nosotros estamos representados en ellos), no reconocen al “extraño” que camina junto a ellos. Es Jesús, Dios-con-nosotros, caminando a la par. El encuentro con el Resucitado no ocurre solamente en la fracción del pan, empieza en la escucha de las escrituras; escucha que se realiza en el mundo, en las dificultades, en los retos de cada día.
Como comunidad, debemos escucharnos unos a otros y escuchar las historias de todos, como hace Jesús, el Resucitado. Escuchar y luego ofrecer la Palabra de vida, el testimonio del amor, el amor fiel hasta el final. Y entonces el corazón de la gente vuelve a arder de esperanza. Todos, en nuestra vida, hemos tenido momentos difíciles, momentos oscuros; momentos en los que caminábamos tristes, pensativos, sin horizonte. Y Jesús está siempre con nosotros para darnos esperanza, para iluminar nuestros corazones y decirnos: “Sigue adelante, yo estoy contigo. Sigue adelante porque ahora tu corazón ferviente está lleno de alegría”.
¿Quieres ser parte de la iglesia-comunidad de Emaús? ¡Ponte en camino! Fíjate que ellos se ponen en marcha cargando con sus dolencias; y el Señor mismo es quien sale a su encuentro. Ponte marcha, y escucha. Ponte en marcha y mira atento a tu alrededor. La salida es desde la Jerusalén de tristeza por la muerte del maestro y del amigo, hasta encontrarse con el Resucitado, y dejar que su Vida y su Amor, inunden nuestras vidas. Y allí, cuando el corazón se llena de Alegría, de la auténtica alegría evangélica, somos enviados de vuelta a la Jerusalén-mundo-de-dificultades. No somos misioneros para un mundo ideal de castillos y fantasías. Somos discípulos-misioneros para proclamar en este mundo quebrado y sufriente, ¡otro mundo posible! ¡A la Jerusalén que llora a gritos, somos enviados!
El secreto del camino que lleva a Emaús es todo esto: aunque parezca lo contrario, seguimos siendo amados, y Dios nunca dejará de amarnos mucho. Dios caminará con nosotros siempre, incluso en los momentos más dolorosos, incluso en los momentos de derrota: el Señor está ahí, Dios-con-nosotros. Sigamos adelante con esta esperanza, porque Él está a nuestro lado, caminando con nosotros.
Preguntas para la reflexión
- En qué parte del camino de Emaús me encuentro: ¿saliendo de Jerusalén, derrotado y cabizbajo? ¿Atento a la aparición y encuentro del Maestro-Resucitado? ¿Escuchando sus Palabras? ¿Reconociéndole en las escrituras y fracción del pan? ¿Retornando al mundo-Jerusalén con el corazón ferviente de amor y los pies en camino de misión?
- Fíjate en la imagen que acompaña este texto. ¿Qué elementos llaman más tu atención? ¿Qué representa cada símbolo?
- Por último, vuelve a leer el texto de los discípulos de Emaús y quédate en silencio, pidiendo a Dios la gracia de encontrarte hoy con el Resucitado que parte para ti el pan y te explica las escrituras.