JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO: UN IMPULSO PARA LA ESPERANZA.


En esta Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero de 2024, reflexionemos sobre la importancia de esta iniciativa, concebida por el Papa Juan Pablo II en 1992. Inspirados por la intención de oración del Papa Francisco para el mes de febrero, que se centra especialmente en los enfermos terminales y sus familias, nos unimos en un espíritu de compasión.


Cada año, personas de todo el mundo celebran el Día Mundial del Enfermo para honrar y sensibilizar sobre el valor de ayudar a los enfermos, especialmente a los que padecen enfermedades graves o crónicas. En tiempos de enfermedad, podemos encontrar consuelo e inspiración en las palabras sanadoras de Jesús. Los relatos evangélicos están llenos de ejemplos de Jesús mostrando una gran compasión, ofreciendo consuelo y curando a la gente tanto física como espiritualmente. 




En el Evangelio de Marcos tenemos dos ejemplos poderosos. Uno en el primer capítulo, cuando Jesús cura a la suegra de Pedro, y el otro en el capítulo 5, cuando oímos hablar de una mujer que, afligida durante doce años, encuentra la curación gracias a su fe, y Jesús le asegura con ternura: "Hija mía, es tu fe la que te ha curado. Vete en paz y libérate de tus sufrimientos". 

Ambas ven restaurada su dignidad y recuperan la capacidad de ocupar su lugar propio en la comunidad que su enfermedad había desplazado. Estos versículos reafirman el poder transformador de la fe, diciéndonos que acudir a Jesús en nuestros peores momentos puede traernos no sólo la curación física, sino también una profunda paz.

Sea o no posible la sanación física, en el versículo 5 del Sermón de la Montaña de Mateo, Jesús presenta su visión del Reino que anuncia: los afligidos encontrarán consuelo. Nosotros personificamos este consuelo y damos un sentido concreto a las palabras de liberación que Jesús viene a ofrecer a toda la humanidad cuando nos tomamos el tiempo de pensar en los enfermos y de ocuparnos de ellos. 





En sus intenciones de oración para el mes de febrero, el Papa Francisco pide una atención y un apoyo integrales para las personas con enfermedades terminales y sus familias. Nos invita a distinguir entre enfermedades incurables y ‘incuidables’. Las enseñanzas de Jesús en Mateo 11:28-30 resuenan profundamente con este principio: "Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas".


En esta Jornada Mundial del Enfermo, unamos nuestros corazones en la oración, buscando la gracia de Dios para abrazar a los que se enfrentan a la enfermedad, y que nuestras acciones se conviertan en una encarnación viva de las enseñanzas de Jesús, ofreciendo consuelo, paz y apoyo a los necesitados.