PORQUE ÉL VIVE…


¿Es posible relacionar ciertas películas que se proyectan ahora en el cine, los “héroes” de nuestros días y la fiesta de Pascua? Por supuesto!
Algunos análisis muestran que este magnífico hilo narrativo de la Pascua puede ser un arquetipo de las mejores tramas para contar una historia. Este artículo te invita a indagar cómo vivir una experiencia narrativa como algo transformador.
 
Hay muchas maneras de contar historias, y seguro que una buena narración, con las pausas, el clímax adecuados y un final que nos sorprenda, puede mantenernos enganchados y ayudar a comprender mejor la intención de los que cuentan la historia. También podemos divagar y concluir que la narración puede hacernos vivir una experiencia como si estuviéramos allí, a caminar en otros zapatos, mirando la vida a través de otras lentes. Así el tiempo de Semana Santa y Pascua pueden ser experiencias poderosas. Todavía hay dos componentes necesarios para diferenciar esta de otras experiencias narrativas: es necesario la disposición interior y la fe. Estos dos elementos juntos nos pueden hacer cambiar de mentalidad y colaborar para mejorar la realidad a nuestro alrededor. Así, no sólo escuchamos la historia, ¡sino también la transformamos en experiencia!

En este momento en las salas de cine de Norteamérica se proyecta la película “One Life”, al mismo tiempo que el épico episodio dos de la saga Dune, la divertida Kong Fu Panda 4 y próximamente el thriller divertido/de miedo Los Cazafantasmas. “One Life” está basada en una historia real que podría verse como una película más sobre la solidaridad en la Segunda Guerra Mundial, pero es más que eso. El protagonista, Nickolas Winton, es un ciudadano inglés que va a Praga poco antes de que Hitler invada Polonia, se conmueve al ver la miseria de las familias desplazadas por la guerra, y decide hacer algo. Para no dar demasiados spoilers, paremos aquí. Como ésta, hay otras películas que cuentan historias similares, como la gran ganadora del Oscar La lista de Schindler, donde el argumento de Uno que salva a muchos resulta ganador, y toca a los espectadores profundamente, sobre todo cuando se basa en la vida real.


Si miramos la vida real, en este momento, hay Hermanas Hijas de la Caridad en Camboya rescatando a jóvenes del tráfico de seres humanos; hay voluntarios que acogen a familias de refugiados en Canadá, Misioneros y Misioneras de la Caridad que ayudan a la gente a sobrevivir y desenvolverse en Kenia, ocupándose de los más pobres entre los pobres. Misioneros y activistas en la selva amazónica brasileña que luchan por cuidar nuestra casa común para las generaciones futuras de todo el planeta. Otros ayudan a familias japonesas cuyas condiciones económicas obligan a los padres a vivir separados para mantener a sus hijos, pues  la presión social es demasiado grande para que los adultos jóvenes lleguen a fin de mes. Y la lista sigue y sigue.



Estos son tramas sorprendentes, pero son más preciosos que historias. Porque son personas reales e inspiradoras, hechas de carne, sangre y luz, motivadas por la experiencia vivificadora de Aquél que salvó a todos, cuya memoria se celebra cada año. Todo esto sucede también porque Él dijo "Hacedlo en memoria de mí".

 Así que esas personas guardan en cada acción y cada liturgia un memorial de Él, siguiendo el ejemplo de esta nube de testigos, millones, miles de millones que han hecho cosas similares a lo largo de los siglos y milenios, simplemente, ¡porque Él vive!
Cristo ha resucitado, ¡aleluya! Él es verdaderamente el Resucitado, ¡aleluya!